Existencia poliédrica en busca del Equilibrio

Vivimos una existencia poliédrica en busca del equilibrio. Somos insignificantes. Somos gotas en el Cosmos. Y lo peor es que somos conscientes de ello.
Mi reflexión no es pesimista, sino que es realista. Admitámoslo. Llenamos nuestra existencia de ocupaciones, de preocupaciones absurdas, de celos, de recelos, de envidias. Se trata de llenar la estadía con algo.

Una vez Pilar Rahola manifestó que no pasaba nada si compaginaba seriedad (escribir su columna diaria en La Vanguardia) y frivolidad (participar en La noria). Ser poliédrico es una actitud positiva, interesarse por todo, estar abierto a todo dice mucho de uno. El ser poliédrico no vive encorsetado. Puede leer a los filósofos alemanes y gritar como un energúmeno en el estadio; puede llorar con Casablanca y reír con Los bingueros; puede deleitarse con Caravaggio y solazarse con Rita Faltoyano; puede sentirse libertario y votar al PP; puede ser ateo y creer en la labor de la Iglesia. Sí, según estos ejemplos, parece que el poliédrico es contradictorio.

Buscamos el Equilibrio, que es sinónimo de Bienestar, de Satisfacción, de Realización y quizás de Felicidad. Unos hallan el Equilibrio gracias al trabajo, otros gracias a la vida social, otros gracias al consumo, otros gracias a la solidaridad, otros gracias al psicoanalista.

Conclusión: vive y deja vivir.