Las últimas horas hemos visto y oído cómo un hombre ha disparado delante del Empire State Buiding de Nueva York. El asesino ha matado a su exjefa por haberle despedido un año atrás y ha provocado su propia muerte y nueve heridos por disparos de la polícia.
La reacción habitual del ciudadano corriente ante este tipo de noticias es: "se trata de un loco". Pero si después este mismo ciudadano corriente escucha que el agresor tenía 53 años, entonces añade: "quizás estaba desesperado". Y si además este ciudadano reflexiona un poco, puede llegar a decir: "quien sabe qué haría yo en su lugar".
El suceso de Nueva York recuerda al crimen de Santaló, ocurrido el 9 de febrero de 2009 en Barcelona. Aquel día Manuel Moreno ordenó el asesinato de su superior, Félix Martínez Touriño, exdirector del Centro de Convenciones Internacionales de Barcelona (CCIB), porque iba a despedirle.
Muchas veces apelamos al tópico de la condición humana para justificar o mejor dicho, entender, estos sucesos. Y más ahora, con la crisis brutal, la carestía de la vida y el miedo a perder el trabajo.
Desgraciadamente, muchos jefes siguen tratando mal a empleados que se entregan y lo dan todo por la empresa. Por favor: más respeto, más empatía y más humanidad con los buenos empleados por parte de muchos jefes. Así, probablemente, evitaremos más sucesos luctuosos como los de Nueva York y Barcelona.
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